
A la hora de diseñar un probador o la iluminación de este, el problema es pensar que por su tamaño reducido es una zona poco importante, y muchas veces se le adjudica la misma iluminación que tienen otros espacios parecidos como almacenes o ascensores. Estos espacios no tienen (o no siempre) un uso público y sobretodo no son un espacio en donde el cliente tenga la necesidad de sentirse atractivo. UN PROBADOR NO ES UN ASCENSOR. Así que no iluminemos lo primero como lo segundo.
En el probador es donde se activan todos nuestros puntos vitales de atención , las sensaciones y las emociones. Y ellas están inexorablemente condicionadas por la imagen que nos proyecta el espejo, el “chivato insobornable” que domina ese pequeño espacio. Convertir , mediante el uso de una iluminación adecuada, el espejo en nuestro aliado resulta clave para la tienda y su espacio de ventas. Cuando el cliente decide salir del espacio del probador para buscar su imagen en las zonas comunes de la tienda, está enviando una advertencia : este probador no me ayuda, no me atiende y no me reconforta.
Aquí como en el resto de los espacios la iluminación influye en que nos veamos más o menos atractivos, esto se conoce y se utiliza en cine en televisión en fotografía y en teatro. si convertimos este probador en un lugar en el que la luz favorezca a las personas mientras se prueban prendas, los clientes compraran mas. Un probador con gente haciendo cola es una señal inequívoca de triunfo y éxito de esa tienda. La neuro-ciencia lo demuestra empíricamente : un colectivo expectante por entrar y formar parte de un espacio ( restaurante, discoteca,…) es el mejor marketing generador de “necesidad inconsciente”. Un probador con “tiempo de espera” sugiere un espacio acondicionado para la intimidad de sentirse guapa, bella….
El probador, en la mayor parte de los casos, es un espacio más alto, que ancho o largo, que se tiende a iluminar con luz cenital para lograr una iluminación uniforme. Pero no es un espacio de paso o un espacio en el que los visitantes se paren para observar, es un espacio al que van para contemplarse a sí mismos en la intimidad. Por eso, mas interesante que iluminar bien el probador, es iluminar bien a la persona que se esta mirando al espejo, ya que viene a ver como le queda una prenda y no a observar el probador. La luz cenital no es recomendable en estos lugares ya que no es una luz favorecedora y produce sombras en la cara y el cuerpo del cliente. Es mas aconsejable en un espacio de estas características que las luminarias estén distribuidas entorno al espejo, como en un tocador. Al venir la luz de frente evitamos sombras y el cliente ve mejor su cuerpo y la prenda que se este probando, creando una iluminación favorecedora y creamos un espacio más cómodo para el cliente. Un espacio ganador.
Por ejemplo si quiere conseguir un acabado limpio sin que se vean las fuentes de luz, puede utilizar tiras de LED de alto rendimiento, escondidas en el borde del espejo; o bien a cada lado, si tiene una decoración mas moderna, con regletas fluorescentes, o LED, controlando el deslumbramiento. También para una iluminación mas clásica puede simular un tocador con puntos de luz sustituyendo las lamparas halógenas por LED o fluorescencia compacta. Este tipo de iluminación puede no solo mejorar el aspecto estético de los probadores sino que también puede ayudarle a reducir el consumo energético de su instalación ya que existen una infinidad de productos de bajo consumo, más eficientes que cualquier otra fuente de luz , que le permitirían ahorrar en su factura, que se adaptan perfectamente a este tipo de aplicaciones y a todas las que se pueda imaginar.
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